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Intel Vaunt: gafas inteligentes que parecen gafas normales

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Intel le mostró a The Verge un prototipo muy avanzado de Vaunt, sus gafas inteligentes de las que se ha hablado durante unas semanas. En cuanto a la estética, los materiales y el peso son casi indistinguibles de las gafas normales; los marcos se pueden acoplar con lentes graduados, e Intel espera disponer de más estilos y opciones de color cuando los dispositivos se lancen oficialmente.

Intel Vaunt carece de una cámara e incluso una pantalla en el sentido tradicional. Pesa sólo 50 gramos, incluyendo una batería que puede durar alrededor de un día: veinte gramos más que un par normal de gafas, pero es una diferencia que apenas se oye. Los sensores esenciales – un acelerómetro, una brújula y el receptor Bluetooth – están a bordo.

La información se proyecta en la retina (a una resolución de unos 400 x 150 píxeles) gracias a un láser, en una posición fija – 15 grados por debajo del punto central donde el ojo se detiene normalmente. Simplemente no mires en esa dirección y la pantalla desaparece, pero gracias a cómo funciona la vista periférica es casi imposible no notar la llegada de las notificaciones.

Intel Vaunt funciona como un smartwatch o smartband – básicamente depende de una aplicación instalada en otro dispositivo (normalmente un smartphone), que envía notificaciones y más a través de Bluetooth. En este momento el prototipo no hace gran cosa: muestra una serie predefinida de notificaciones «ficticias». Un primer caso de uso, entonces, es leer notificaciones de smartphone sin tener que sacarlo del bolsillo.

Pero Intel tiene en mente usos más específicos y avanzados. Por ejemplo, podría mostrar automáticamente las críticas de un restaurante cuando lo veas – el smartphone sabe dónde está el usuario, las gafas, gracias al acelerómetro integrado, sabe dónde está mirando. La presencia de un pequeño micrófono podría abrir la puerta a la interacción con asistentes virtuales como Alexa y Google Assistant.

Pero la realidad es que se trata de todo un mundo por descubrir, y la calidad del proyecto también dependerá en gran medida de la capacidad de los desarrolladores para crear aplicaciones y servicios que aprovechen sus peculiaridades. A finales de este año se pondrá en marcha un programa piloto para explorar el nuevo factor de forma.